• Sodomía y afeminamiento son dos cosas distintas.
  • Y el feminismo tiene tan poco que ver con la feminidad que casi siempre acaba en lesbianismo.
  • Aunque, al parecer, según San Pablo, ni los unos ni los otros heredarán el Reino.
  • A la mujer, le llamamos sexo débil porque necesita sentirse estimada.
  • Traducido a la vida real, significa que el hombre consuela y la mujer busca el consuelo.
  • El hombre que busca consuelos y halagos tiende al afeminamiento.
No es lo mismo un homosexual que un afeminado. Al que hace apenas años, quizás meses atrás calificábamos como mariquita, ahora no nos atreveríamos a tildarlo así porque nos podían condenar hasta a cuatro años de cárcel por delitos de odio (artículo 510 del Código Penal). Pero a lo que voy es a lo siguiente: con ese nombre uníamos en un mismo grupo, en una misma denominación, al homosexual o sodomita con el simple afeminado. Y claro, no son lo mismo, aunque en algunos, en más que algunos, coincidan ambas condiciones. Quizás por ello, Saulo de Tarso, un tío que no daba puntada sin hilo, asegura lo siguiente: "¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones (en la mayoría de las versiones, hablan de sodomitas u homosexuales), ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores heredarán el Reino de Dios" (1 Corintios, 6, 9-10). Además, vivimos en una sociedad bastante afeminada, donde la feminidad se incomoda entre el feminismo -eso que casi siempre acaba en lesbianismo- y la blandenguería del afeminado. Porque la feminidad es perseverante, pero su naturaleza tiene más que ver con la virtud de la templanza que con la de fortaleza. Habrá que insistir: ¿Qué es la virilidad? Pues la virilidad consiste, principalmente, en consolar al otro y no buscar el consuelo del otro. A la mujer no le llamamos sexo débil por su fisiología -en el mundo de los misiles atómicos, la fuerza bruta es una chorrada y en el mundo de los seres racionales, también. A la mujer, le llamamos sexo débil porque necesita sentirse estimada. Traducido a la vida real, significa que el hombre consuela y la mujer busca el consuelo. El hombre que busca consuelos y halagos tiende al afeminamiento. Eulogio López eulogio@hispanidad.com