- Porque la cosmovisión cristiana se ha vuelto políticamente incorrecta.
- Los expertos proponen el liberticidio: que sea el Estado quien censure las noticias falsas… y en nombre de los ciberderechos.
- O sea, que el poder nos monitorice.
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Y hablan de ciberderechos: ¡ojalá hablaran de libertad!
Acabo de escuchar a
un ciberexperto hablar de los ciber-bulos, las famosas noticias falsas de Internet. Al rebufo, cómo no, de las
noticias falsas de la red, algo de lo que, al parecer, entienden mucho los rusos.
Según él,
se trata de un problema de ciberderechos. Hay que dejar de proteger a las máquinas para proteger a los ciudadanos con ciberderechos. Eso queda muy bien pero ya se sabe que los derechos no son sino la
libertad tutelada.
No nos explica cómo se hace eso, pero suena a lo siguiente: miren ustedes,
el usuario de internet es idiota. Por tanto, deben ser protegidos de la falsedad aunque no quieran. Oiga, ¿y si la falsedad la distribuyen gobiernos de lo más democráticos, o políticos de lo más democráticos?
Pero, sobre todo, ¿cómo distinguir entre
noticias falsas y una opinión políticamente incorrecta?
Por ejemplo, toda convicción cristiana resulta que es tan políticamente incorrecta como para ser considerada una
noticia falsa.
En cualquier caso, los falsos son los hechos inexistentes, no las noticias.
La solución de nuestro experto consiste en que la autoridad pública divulgue los códigos maliciosos para decidir qué es lo que es verdadero y
cuál es lo falso.
Me eché a temblar. Esto es lo que nos pasa desde que dejamos de hablar de libertad y empezamos a hablar de derechos.
Mire usted,
la autoridad que me deje en paz: ya administro yo mi libertad y ya distinguiré yo lo verdadero de lo falso.
Pero, sobre todo, me preocupa mucho que el poder, para cuidar de mis derechos, persiga lo políticamente incorrecto. Por ejemplo, toda la cosmovisión católica se ha vuelto hoy políticamente incorrecta.
Eso sí, los rusos son muy peligrosos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com