A lo mejor no son los menores los que eligen cambiar de sexo
La enfermedad no es un pecado, pero el pecado siempre provoca enfermedades. Lógico, todo lo que afecta al espíritu de un ser anfibio como es el hombre (anfibio de espíritu y materia) tiene consecuencias sobre el cuerpo y viceversa. La falta de paz provoca úlceras y los dolores de muelas, mal humor. Las cosas no ocurren porque sí.
Y lo propio del siglo XXI es que primero hacemos la estupidez al grito de "¿por qué no?" y luego nos asustamos ante las consecuencias negativas de la misma. Primero proclamamos el derecho a cambiar de sexo, a la libre opción sexual, y a renglón seguido ampliamos el susodicho derecho a la infancia. Es más, pregonamos los derechos de los niños 'trans'.
Primero proclamamos el derecho a cambiar de sexo, a la libe opción sexual, y a renglón seguido ampliamos el susodicho derecho a la infancia
Luego, como recuerda Religión en Libertad, los expertos -que no levantaron la voz en su momento y aceptaron la barbaridad para no meterse en líos- señalan las consecuencias de algunos "derechos"... y entonces comienza la tarea de silenciar esas consecuencias.
Primero cobardía para no hablar claro; luego búsqueda de culpables ante los resultados o simplemente, hacer mutis por el foro.
Y este es el momento de leer la pieza de Religión en Libertad y su información sobre los tratamientos transgénero en niños.