• Lo cuenta Santa Teresa de Jesús: para subir a las moradas celestiales no está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho.
  • Tal y como se oye hablar hoy a algunos intelectuales católicos, cualquiera diría que la sabiduría es signo de predestinación.
  • Eso cuando no se confunde sabiduría con pedantería.
  • No es verdad que no puede haber un máximo amor sin un mínimo conocimiento, pero sólo se conoce lo que se ama.
Lo decía Santa Teresa, que no presumía de saber sino de amar. Para llegar a las moradas celestiales, el amor es imprescindible, el conocimiento no. Porque el amor es el mejor sistema, además del más eficiente a la hora de conocer. Y el mismo libro de las moradas insiste, con aquel gracejo de la recia Teresa y del castellano antiguo (el secreto para entender el castellano antiguo es leerlo en voz alta aunque sea la voz de pensamiento, porque obliga a leer despacio: "Quizás no sabemos qué es amar y no me espantaré mucho, porque no está en el mayor gusto sino en la mayor determinación de desear contentar en todo a Dios y procurar en cuanto pudiéramos no ofenderle, y rogarle que vaya siempre adelante la gloria de su Hijo y el aumento de la Iglesia Católica. Esas son las señales del amor". Tal y como se oye hablar hoy a algunos intelectuales católicos, cualquiera diría que la sabiduría es signo de predestinación. Eso cuando no se confunde sabiduría con pedantería. No es verdad que no puede haber un máximo amor sin un mínimo conocimiento, pero sólo se conoce lo que se ama. Y claro… Eulogio López eulogio@hispanidad.com