- Y una buena guía para los tribunales de ahora mismo.
- De hecho, la norma bíblica persigue las falsas acusaciones.
- Es decir, persigue al acusador.
- Es decir, el corazón mismo, no de nuestra teoría, sino de nuestra práctica jurídica.
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Nuestros tribunales siempre se ponen de parte del acusador, nunca del acusado. Como mucho, el acusado puede resultar inocente pero el acusador, tantas veces falso, casi nunca resulta culpable.
- Habrá que insistir en que hay dos tipos de personas: los buenos y los malos.
- Los malos son los que no ponen querellas al prójimo.
Sí,
la ley del talión resultó un gran avance respecto al pasado: ya no se suscitaba la venganza sino la justicia: si alguien te había robado cinco podías robarle tú a él otros cinco, no más.
Pero
no sólo supone un avance respecto al pasado sino también respecto a la sociedad de ahora mismo.
A ver, los documentos originales. La
ley del talión se expone en Deuteronomio 19, 18-21. Dice así:
18. Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano,
19.
entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti.
20.
Y los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti.
21.
Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
¿Comprenden?
La norma bíblica persigue las falsas acusaciones. Esto es, persigue al acusador.
Dicho de otra forma, apunta contra el corazón mismo, no de nuestra teoría, sino de
nuestra práctica jurídica. Nuestros tribunales siempre se ponen de parte del acusador, nunca del acusado. Como mucho, el acusado puede resultar inocente pero el acusador, tantas veces falso, casi nunca resulta culpable de su falsedad ni de su utilización de los tribunales para hacer daño al prójimo.
Habrá que insistir en que hay dos tipos de personas: los buenos y los malos. Los buenos son los que no ponen querellas al prójimo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com