• El varón tiende a la aberración de la prostitución y la mujer a la de la pornografía.
  • Simplemente, el masculino es sexo emisor mientras el femenino es sexo receptivo.
  • Ni mejor ni peor: distinto.
  • El único problema es el estúpido feminismo vigente.
La memez feminista se nos cuela por todas las esquinas. Hasta en el semanario religioso Alfa y Omega. Días atrás leí en este, por lo demás ponderada publicación católica, un reportaje de tesis sobre la prostitución. Alguna cosa había de más interesante. Por ejemplo, "la prostitución no es un mal necesario". En efecto, el mejor argumento de los rijosos es la inevitabilidad, como si el hombre, sobre todo el varón, fuera un animal necesitado de… Hasta ahí totalmente de acuerdo. Pero luego la pringa nuestra autora cuando completa la premisa de forma ligeramente tonta, o sea, feminista: el uso de la prostitución encubre "conductas masculinas de dominación bajo las falsas apariencias de necesidades fisiológicas". Mire usted, señora, lo de la dominación es una chorrada, una chorrada feminista. La mujer no es santa y el hombre demonio. Para entendernos, la prostitución constituye una aberración masculina mientras la pornografía es una aberración femenina. El feminismo se ha dedicado a negar, una y otra vez, la realidad palmaria de que el masculino es un sexo emisor mientras que el femenino es un sexo receptor, tanto fisiológica como psicológicamente. Y esto no implica superioridad ni inferioridad. ¿Por qué iba a implicarlo? Así que es lógico -lo cual no significa que sea bueno- que el hombre caiga en prostitución como es lógico que la mujer caiga en pornografía. Cada sexo lo suyo, en las grandezas y en las miserias. Eulogio López eulogio@hispanidad.com