El miércoles 18, mañana o pasado mañana, según cuando lea usted estas líneas, comienza la cuaresma, con la festividad del Miércoles de Ceniza. A mi abuela, que no tenía estudios primarios, no hacía falta explicarle en qué consistía el asunto pero a un máster MBA de ahora mismo, probablemente sí.

A los blandengues occidentales de hoy, el ayuno canónico, mínimo, les viene de perlas

Ahí va: el Miércoles de Ceniza y todos los viernes de cuaresma son días de abstinencia. Esto significa no comer carne. Los vegetarianos, esa gente triste, debería hacer algún tipo de sacrifico distinto, pero eso no es norma.

Ojo, todos esos días de abstinencia de carne se acompañan, en dos de ellos, Viernes Santo y Miércoles de Ceniza, con el ayuno, que cuesta un poquito más pero les aseguro que es mano de santo. Es decir, se ayuna el miércoles 18 de febrero y el viernes 3 de abril.

Ayunar consiste en comer menos de lo habitual, aunque también puede tratarse de un ayuno severo, a pan y agua, por ejemplo. Ahora bien, el ayuno normal (dos días al año, nadie se va a morir) consiste en desayunar menos de lo habitual, comer normal y cenar algo menos de lo normal. Es decir, lo que hacen muchos y muchas para perder unos kilitos. Y lo hacen todos los días si son muchos los kilos a perder. Y al occidental de ahora mismo, tan blandito, le viene de miedo.

No, no pienso explicar nada más. El ayuno, hasta el ayuno mínimo que pide la Iglesia dos días al año, es más expresivo que un tratado de teología.

Eulogio López

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