La ministra de Igualdad vivía el miércoles 11 de mayo uno de sus días gloriosos -históricos que diría Pedro Sánchez- al defender, una vez más, la nueva ley del aborto que permitirá interrumpir el embarazo desde los 16 años sin permiso paterno. Irene Montero se 'vino arriba' como se suele decir vulgarmente, hablando de cuidados, derechos de la mujer, violencia machista o de madres protectoras a las que el Estado según Irene Montero, tiene que proteger. Madres como Juana Rivas, María Salmerón, Irune Costumero o María Sevilla.

Juana Rivas, condenada por sustracción de menores tras desaparecer con sus dos hijos y que recibió después un indulto parcial.

María Salmerón fue condenada por un juzgado de Sevilla a nueve meses de prisión por incumplir la custodia compartida, aunque en este caso, hay que matizar que su ex había sido condenado por un delito de malos tratos.

Irune Costumero fue la madre que llevó al banquillo a responsables del servicio vizcaíno de infancia por haberle “arrebatado” a la niña alegando que sufría síndrome de alienación parental (SAP), negado por organizaciones médicas y prohibido en la Ley de Infancia.

Y María Sevilla es la asesora de Podemos detenida después de que sustrajera a su hijo en 2019 y lo tuviera apartado de su padre, oculto en una finca de Cuenca y sin escolarizar y cuyo indulto parcial apoya la fiscalía. Precisamente, El Mundo publica unas declaraciones del hijo de 15 años de Sevilla en las que el adolescente declara: "Mi madre me da miedo". «Es mentira lo que dijo de que mi padre me pegó». «No me gustó que me llamara retrasado». «Con ella vivía como en una cárcel, sin amigos y sin estudiar». «No quiero que siga peleando por mí porque estoy bien con mi padre». Estas declaraciones las reflejan los documentos a los que ha tenido acceso El Mundo.

Pero, siguiendo con la defensa de Irene Montero de esta y las causas anteriores encontramos a una ministra de Igualdad que reta a la Justicia, cuestiona las sentencias y declara a favor de las condenadas o de aquellas que dan su testimonio en contra de sus parejas hasta en los platós de las televisiones, caso de Rocío Carrasco en el programa 'Sálvame' de Telecinco, en el que intervino vía teléfonica la ministra de Igualdad para apoyar a Rociíto. 

Es la impunidad del feminismo que en algunos lleva aparejada la inmunidad de los acusados. Y, ya lo hemos dicho en varias ocasiones en Hispanidad: del enfrentamiento entre padre y madre, el principal perjudicado es el hijo. Y si no, que se lo pregunten al hijo de María Sevilla cuando confiesa: «Lo que quiere mi madre es hacer daño a mi padre, pero no se da cuenta de que me hace daño a mí».

Y al fondo, la contradicción permanente. Es decir, un ministro del Gobierno se burla de la justicia y aquí no pasa nada.