El martes 9, aniversario del lanzamiento de la bomba atómica, celebramos la fiesta de Edith Stein, es decir, de Santa Teresa Benedicta de la Cruz.

Para que no gocen demasiado los filósofos, explicaré a doña Edith Stein 'a lo periodista'.

Judía, educada en su fe, en su Polonia natal, discípula, y a veces maestra, del rey de la fenomenología, el alemán, Edmund Husserl.

¿Qué es la fenomenología? Seguimos en modo periodista. Sólo hay dos tipos de filosofías: el realismo y el idealismo. El primero se puede resumir así, a lo periodista: las cosas son lo que son. El idealismo, filosofía dominante y ruina de la modernidad, puede resumirse así: las cosas son lo que uno cree que son.

Y si las cosas van siempre mal y este tiempo parece el del pensamiento invertido, absolutamente chiflado, se debe a que el idealismo ha triunfado.

Pues bien, la fenomenología es el movimiento que en el siglo XX trata de volver al tomismo, a la filosofía realista, cristiana. Ojo, que Ed no era un pío cristiano. Y Edith tampoco. Era judía pero se convirtió y se hizo carmelita, no por sus estudios filosóficos, sino leyendo a otra Teresa, española de Ávila, en concreto su Libro de la vida. Fue cuando la judía Edith exclamó: "Esta es la verdad".

La cumbre de la filosofía europea terminó en el campo de concentración de Auschwitz, gaseada por los nazis, por judía y por carmelita. 

San Juan Pablo II rescató a la que posiblemente haya sido una de las mujeres más inteligentes de todo el siglo XX, maestra de varones y mujeres por igual, a la que las feministas de hoy no entenderían ni comprenderían.