Sr. Director:
Siempre se ha dicho que la montaña es traicionera, pero quizá solo lo han comprobado quienes van con frecuencia.
Puede uno prever que hará "buen" tiempo, o sea, sol, temperatura no demasiado extrema, ninguna posibilidad de lluvia. Y resulta que toca viento, imprevisto, fortísimo, violento. Según subes por la pendiente piensas si deberías darte la vuelta o sigues, porque si en la ladera hace mucho viento, en la cresta es intratable.
La última vez que tuve esta experiencia pensaba que el montañismo es como la vida. Al final lo difícil es prever y lo importante es perseverar. En la vida hay muchos momentos duros, dificultades que parecen insalvables. El viento es muy fuerte y apenas deja caminar. Recuerdo la imagen de uno a punto de culminar una altura importante, donde le esperaban los compañeros, y que no conseguía avanzar un metro que le faltaba para llegar a un cierto resguardo. Fueron unos momentos de esfuerzo que sin duda recordará.
Y esto es lo que pasa en la vida, solos podemos hacer poco, con el aliento y el apoyo de los demás nos sentimos fuertes, seguros, aunque pueda parecer imposible mantener el ritmo, seguir la marcha, sortear los obstáculos que la vida -que a veces es traicionera como la montaña- nos pone en medio. La vida cristiana, en un ambiente eminentemente pagano, con una clara tendencia hedonista, a veces da la impresión de demasiado difícil. ¿Cómo puedo yo seguir adelante si no me ayuda nadie, si no hay quien me dé una mano, un consejo? Pero la verdad es que sí hay quien nos ayude, además de la Gracia de Dios que nunca falla, siempre hay otros cristianos a los que podemos acudir.
Jesús Domingo
La comunión en la mano no es más que la vanguardia contra la supresión de la Eucaristía
15/12/24 15:00