Sr. Director:
Uno de los aspectos más ambiguos del “deshielo” emprendido por Pedro Sánchez con Quim Torra es la voluntad de separar drásticamente la “vía política” de los procedimientos judiciales en marcha. De hecho, todo el conflicto es consecuencia de la voluntad consciente y deliberada del secesionismo de incumplir las leyes y salirse de la Constitución. De ahí que hasta ahora haya sido imposible un diálogo constructivo. Ahora Sánchez plantea separar ambas vías cuando todo proceso político en una democracia parte del cumplimiento de la ley. El primer problema se le plantea a Sánchez una vez que el juez Pablo Llarena ha puesto fin a la instrucción del proceso, acusando formalmente del delito de rebelión a los parlamentarios imputados, lo que implica la suspensión automática de sus funciones políticas.