Sr. Director:

En España se va a formar gobierno; a la vista de lo que se ve, que gobierne uno u otro partido es indiferente.

Cuando murió Franco en 1975, muchos miembros de la Jerarquía y del clero católico, unidos a los “demócratas de toda la vida”, dijeron, por fin somos libres, ya somos democráticos. Con el nuevo sistema y con los progresistas de la Nueva Iglesia, Carrillo fue recibido como un ídolo y endiosaron a Felipe González, y en las primeras elecciones generales, muchos obispos, sacerdotes y religiosos de órdenes masculina o femenina, votaron masivamente a Felipe González, socialista, como Presidente de España. Si España era Católica, al apoyar la Nueva Iglesia el nuevo sistema laico y ateo, traicionaron al pueblo sencillo que pensaba que las cosas seguirían como cuando vivía Franco.

Roma no paga a los traidores, y Judas, que traicionó a Cristo, murió ahorcado. Si yo soy testigo por haber vivido y sufrido esta trágica trayectoria de haber cambiado a una España Católica, Luz del Mundo, en una nación apóstata y atea, los que recibieron tan entusiasmados este maléfico sistema, que pertenezcan al Obispado o clero católico, tienen que pedir perdón, porque no se puede traicionar a Cristo, que dio su Vida por la salvación de las almas.