Las imágenes del Papa Francisco derramando lágrimas ante la imagen de la Inmaculada Concepcion, que se venera en la Plaza de España, de Roma, junto a la Embajada que preside la que fue ministra de Educación, Isabel Celáa, ex-responsable máxima de la por ahora última ley, LOMLOE, en continua mutación bajo los presupuestos del género, colonización ideológica según el Papa Francisco, ha conmovido a los hombres y mujeres de buena voluntad, mientras que ha desatado en algunos críticas, no sólo de fuera de la Iglesia sino de algunos descabezados de dentro. El Papa Francisco, quien ya no se traslada en silla de ruedas, sino por su propio pie  con el bastón, ha pedido entre lágrimas y oraciones a Nuestra Señora, Inmaculada Concepción, Patrona de España, por el cese de todas las guerras, incluida la terrible y prolongada de Siria que provocan muerte, desolación el horror, la muerte entre los más vulnerables: niños, ancianos, mujeres y jóvenes. Especial mención ya hecho de la guerra de la martirizada Ucrania. Estas lágrimas del Papa Francisco traen a la memoria las que derramó Jesucristo, después de la Entrada Triunfal el Domingo de Ramos, cuando los poderosos políticos y religiosos de Jerusalén no sólo no lo recibieron sino lo criticaron con odio y rencor. San Lucas en su evangelio lo relata así; Al acercarse y ver la ciudad de Jerusalén, Jesucristo lloró sobre ella, mientras decía: “Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la PAZ. Pero ahora está escondido a tus ojos. Pues vendrán días sobre ti en que tus adversarios te rodearán de trincheras, se sitiarán, apretarán el cerco de todos  los lados, te arrasarán con tus hijos dentro y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita”Hay que recordar lo que profetizó Jesucristo: “El Cielo y la Tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”