Sr. Director:
Al poco de llegar a Barcelona, con 16 años, conocí a Pedro, no había pasado una semana que un día Pedro me entregó un pequeño librito, "te he comprado esto para que lo leas, vale 30 pesetas", se las pagué y me quedé el librito, era 'Camino'.
Al llegar a casa leí el primer punto "Que tu vida no sea una vida estéril. -Sé útil, deja poso-. Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor"… Me impresionó. A partir de entonces cada día leía dos o tres puntos.
Con Camino y el evangelio, empecé a hacer oración mental, dirigirme a Dios de tú a tú, cara a cara. Trabajaba y estudiaba, pase muchos ratos en el autobús, que me llevaba del trabajo a la escuela y de la escuela a casa, haciendo oración con Camino.
Después de uno o dos meses, Pedro, me habló del Opus Dei y de su fundador, San Josemaría Escrivá, era el autor de Camino. Camino siempre me golpeaba, como dice su autor quería que esas consideraciones me hiriesen en el alma, y vaya que sí lo conseguía.
Recuerdo haberme sorprendido junto al mar, en la montaña o en el autobús haciendo un rato de oración con Camino. En fin, he leído muchos libros de espiritualidad, pero Camino siempre ha ido en mis bolsillos. Han pasado 50 años y aún conservo el que me compró Pedro. Por cierto, hace muchos años que no sé nada de él, pero le estoy muy agradecido y le tengo presente con frecuencia.
Camino es el libro que más veces he leído, y reconozco que soy un lector medio. El Quijote, con el que aprendí a leer, lo he leído entero tres veces, Camino más.
Domingo M.
La comunión en la mano no es más que la vanguardia contra la supresión de la Eucaristía
15/12/24 15:00