Sr. Director:
Vuelve a hablarse de la eutanasia especialmente aquí y en Holanda. La polémica está planteada. Hay posiciones encontradas, pero también hay opiniones dubitativas. La eutanasia no es una cuestión que pueda resolverse en una discusión entre amigos -no digamos ya entre enemigos- porque hay argumentos de peso entre los que admitirían la eutanasia y los que no la admitirían nunca. De entrada, una persona dispuesta a votar a favor de una ley permisiva no necesariamente piensa en que él, en algún momento de la vida, recurriría a esa posibilidad, pero siempre hay una componente importante de compasión.
De todas estas controversias que surgen en torno a la eutanasia trata un librito muy asequible, escrito por un médico y, por lo tanto, con argumentos ante todo médicos. Se titula así, sencillamente: Eutanasia. El autor advierte de sus pretensiones en el subtítulo: “Un análisis a la luz de la ciencia y la antropología”.
En un planteamiento antropológico puede llegar a predominar quizá una idea de fondo: el respeto a la libertad individual. Si uno quiere quitarse la vida, allá él. Yo simplemente le facilito lo necesario. Aquí el autor busca diferenciar entre eutanasia y suicidio asistido. Pero admite que la línea de separación no es nítida. Salvo que nos vayamos a planteamientos extremos, que ya se dejan oír en Holanda, de quitar la vida a personas que no están en condiciones de dar permiso, porque han perdido la cabeza. El argumento de peso ahí es la calidad de vida.