Sr. Director: 

El novelista extremeño, más famoso por su apellido, Cercas, por su nombre de pila bautismal Javier, que se declara agnóstico, próximo el ateísmo, profundamente anticlerical, según su propia presentación, relata un viaje a Mongolia, acompañando al papa Francisco, de quien todo el mundo después de llegar a la Casa del Padre: intelectuales, artistas e incluso políticos de la más radical y extrema izquierda, lo admiran no se sabe exactamente por qué ahora y no antes y para qué. En su libro con un título atrevido y osado, posiblemente por influencia del loco Nietzsche, “El loco de Dios en el fin del mundo”, pergeña un relato de dicho viaje. Muy sorprendido por la muerte de Francisco se sintió cuando lo vio el Domingo de Resurrección dando la bendición Urbi et Orbi. Para Javier Cercas, - no se mete en consideraciones teológicas, bíblicas ni litúrgicas, le llamó poderosamente durante su pontificado porque reconocía sus errores y no ocultaba sus defectos. Para Cercas, el Pontífice no es un ser semidivino, cosa que ningún católico piensa. Para J. Cercas el Papa difunto era ante todo un hombre, que según el afirma el primer Papa San Pedro tenía muchos defectos, pero tenía muchas virtudes, por eso Jesucristo le entregó las llaves del Reino, porque sobre Pedro, edificó su Iglesia a la que durante más de 2000 años han intentado destruir sus enemigos de dentro y fuera de ella. Como decía Santa Teresa, los herejes de todos los tiempos: quieren volver a sentenciar a Cristo y ponerla por los suelos. Aunque Cercas no se considera creyente sino todo lo contrario, en supuesto que fuera creyente, que no es un voluntarismo personal, sino una gracia sobrenatural, todo lo que rodeó al Papa Francisco, como decía su madre, fiel creyente y devota, es un milagro.

En su viaje con el Papa a Mongolia lo que más le impactó sobre Francisco fue la humildad de un hombre sencillo, aunque complejo. Lo que le maravilló es que el Pontífice eligiese el nombre del Francisco, sin más. Saber que somos muy pequeños. El Papa Francisco no ha sido ni un progresista como lo quieren ver todos los que después de su muerte santa dicen alabarlo y lo estiman como tal, ni un conservador contumaz; el Papa Francisco siguió la estela del Concilio Vaticano II bien entendido. Es decir, sacar la Iglesia de las sacristías y llevarla a las calles-peripecias existenciales-. Como dijo en la JMJ de Brasil a los jóvenes: hagan lío en las calles porque dentro de las curias del Vaticano va a hacerlo EL PAPA.