Sr. Director:

Al conocer la noticia de la aprobación del aborto en San Marino cabe exclamar: ¡Ay de ti, Irlanda! ¡Ay de ti, San Marino! Si el aborto hubiera sido aprobado en vosotras por leyes de partidos políticos… pero, no. Habéis sido vosotros, ciudadanos de a pie, los que en un referéndum habéis aprobado y saltado de júbilo por la victoria del crimen más abyecto y rechazable del mundo: el asesinato de los más inocentes, los no nacidos en el vientre de sus madres. El peso de la justicia divina va caerá sobre vosotras y lloraréis y os lamentaréis por el día en que elegisteis la muerte y no la vida.