Sr. Director:
El 2 de febrero, fiesta de la Candelera, es el tradicional día de retirada de los Belenes (Pesebres) hasta el próximo 24 de diciembre. Y es que en los belenes ya vemos todo lo que Jesús iba a representar. Es una costumbre espléndida, rica en sugerencias. Seguramente hemos vistos cientos de representaciones del nacimiento de Jesús y, si lo pensamos un poco, hemos visto de todo.
Cuánto bien hacen y, al mismo tiempo, siempre vemos la necesidad de ayudar a niños, jóvenes y mayores a entrar en la historia, a hacerse presentes en aquel lugar pobre, cuadra de animales donde Dios quiso hacerse hombre.
Nos conviene introducirnos en esa historia porque hay pocas enseñanzas tan importantes para todos los cristianos. Tenemos el peligro de acostumbrarnos, pero es algo muy grande, casi increíble, que Dios haya querido hacerse de los nuestros pero no en los honores de la nobleza, ni entre los ricachones. Entre los más humildes: María y José vivían en Nazaret en cuevas. Entre los miserables: Jesús nace en un lugar previsto para animales, con la suciedad y los olores consiguientes.
Porque tenemos el peligro de ver cosas bonitas en las representaciones navideñas y olvidarnos de cómo fue la realidad. O, incluso, perder de vista lo esencial: que ese bebé es Dios que ha querido venir a nosotros para salvarnos. Tenemos el peligro del acostumbramiento, de confundir la Navidad con festejos, turrones, luces y comilonas y no darnos cuenta de que la realidad de aquel momento fue muy distinta. Hasta el próximo diciembre.