La ministra Irene Montero es como las bombas explosivas: sólo hace daño allí donde cae. El problema es que ha caído en un Ministerio del Gobierno de Su Majestad y, hombre, podría hacer algún daño.

El historial de barbaridades de la Bomba Montero es largo, pero ahora insiste en cargarse la objeción de conciencia de los médicos para que tengan que hacer abortos, quieran o no.

Esto fue en una primera etapa: obligar a los médicos a abortar aprovechando que el aborto ha sido convertido en un derecho (¿Derecho de una madre a matar a su propio hijo en sus propias entrañas?). Pero la objeción de conciencia también es un derecho.

Así que, la Bomba Montero se fue entonces a otra esquina. Ya está: una lista de médicos objetores, a los que señalar con le dedo como lo que son: hipocráticos fachas que se niegan a liberar a la mujer.

Y en esas estamos, Como siempre, diciendo lo contrario de los que se piensa con la intención de engañar. La Montero asegura que se estigmatiza el aborto en los hospitales públicas. No hija no, es que la inmensa mayoría de los médicos, también los favorables al aborto, no quieren perpetrar abortos, quizás porque además de conciencia tienen estómago.

La verdad es que lo lógico es que hubiera una lista de médicos dispuestos a hacer de matarifes aborteros, no una lista de objetores de conciencia. 

La Bomba Montero también recuerda aquello de prefiero el malo al tonto porque el malo descansa

Ya saben, del aborto libre al aborto obligatorio.