Alguno responderá que depende de la persona que sea, merecería más la pena rescatar a los animales, y no le quito razón. Bromas aparte, el ex marine británico Paul ‘Pen’ Farthing parece tenerlo claro y sacó de Kabul a unos 200 animales, entre perros y gatos, de la organización Nowrad que él mismo lidera, mientras el personal de la ONG se quedó en tierra.

El revuelo ha sido bestial, sobre todo en Reino Unido, y menos mal, porque el asunto tiene bemoles. Rescatar a cienes de animales mientras dejas tiradas a miles de personas tiene delito, por mucho amor a los animales que tengas y por mucho que intentes justificarlo diciendo que salieron en un avión privado, costeado por particulares de todo el mundo.

Da lo mismo: la vida de una sola persona vale más que todos los animales del mundo y su valor es infinito porque vale la sangre de Cristo, que murió en la Cruz por cada uno de nosotros -también por ese que están pensando-, para salvarnos del pecado y que podamos disfrutar del Cielo eternamente.

“¿Qué dirías si enviara una ambulancia para salvar a mi perro en lugar de salvar a tu madre?”, preguntó el diputado conservador Tom Tugendhat en una entrevista radiofónica, según La Razón. Y no importa si se emplearon medios públicos o no. Lo significativo es que Farthing priorizó la evacuación de perros y gato a la de personas. Y los que financiaron la operación y dieron donativos también deberían hacérselo mirar.