Fue la interpelación del diputado republicado Joan Puigcercós que preguntó al Presidente del Gobierno qué pasaba con la reforma del impuesto de sociedades para que las empresas españolas pudieran competir con las empresas europeas, especialmente con las del Este que mantienen una tributación sustancialmente más baja. El Presidente Zapatero se comprometió a realizar la reforma del IRPF y del impuesto sobre sociedades antes de fin de año.
No sé si se dan cuenta, pero quedan poco más de tres meses para que finalice el año y las reformas fiscales no se improvisan. Además, el propio Solbes lleva semanas afirmando irónico raro en él- que la buena noticia de estos presupuestos es que no presentan novedad fiscal alguna. No sé si esto será una buena noticia para los asesores fiscales, señala divertido. Sí, sí, Pedro Solbes puede llegar a ser hasta divertido.
El caso es que don Pedro estaba tan a gusto en la estabilidad y hete aquí que don Talante, solucionaproblemas, le embarca en una medida que el ministro había fiado para cuando tocara. Y resulta que toca ahora. Y encima marca las líneas maestras: rebaja del tipo y mejora de la competitividad y del dinamismo.
Bien. Veamos. Zapatero se había comprometido en la campaña electoral a rebajar el tipo del impuesto sobre sociedades. Y ya se sabe que las promesas son para no cumplirlas. Pero ahora eleva esta promesa a sede parlamentaria. O sea, que a Solbes le tocará trabajar a destajo antes de las uvas. Y el problema es que no es tan sencillo hacer círculos cuadrados. Porque el proyecto inicial era recortar tipos eliminando deducciones. Pero, ¿cómo se hace eso si se quiere seguir fomentando fiscalmente el I D, la internacionalización de la empresa española, la reinversión de beneficios o la reconversión de los puestos de trabajo temporales en fijos? Solbes tiene una tarea complicada.
La alternativa es recortar el gasto público. Pero no terminamos de ver al PSOE cortando el grifo de la regadera.