Los observadores que han seguido la comisión del 11-M aseguran que la Comisión parlamentaria ha servido para muy poco, salvo para desprestigiar a la Policía Nacional y al CNI, que han tratado de evidenciar un humillante orgullo de cuerpo. Lo más relevante fue la propuesta del portavoz parlamentario del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, de ampliar el contenido del Pacto Antiterrorista a la lucha contra el terrorismo islámico.

 

La propuesta fue realizada días después de que el ministro del Interior, José Antonio Alonso, propusiese al secretario general del PP, Mariano Rajoy un acuerdo político contra el terrorismo islámico. Pero a Rubalcaba se le encendió la bombilla y pensó que uniendo ambos terrorismos en uno se podría argumentar la necesidad de abrir las puertas al consenso de los partidos de Lizarra anulando el espíritu del Pacto Antiterrorista.

 

Dicho y hecho. PNV, IU y ERC aplaudieron con las orejas la propuesta de Rubalcaba. El domingo 8, el portavoz parlamentario del PNV, Josu Erkoreka, abogaba por un Pacto Antiterrorista "donde quepan todos". Erkoreka hacía estas declaraciones tras ofrecer al PSOE un pacto parlamentario que ofrezca estabilidad al Gobierno. Y como muestra de buena voluntad, el PNV ha anunciado que convocará un acto público contra ETA.

 

El PP no aceptará que los firmantes de Lizarra se sienten en la misma mesa del Pacto Antiterrorista. Rajoy se mostró partidario de reformarlo, siempre que no se tocase este punto del preámbulo. Máxime cuando Ibarretxe permanece inflexible en su voluntad de seguir adelante con su plan soberanista. "No son lo mismo, pero alguna relación hay", señaló este fin de semana Manuel Fraga vinculando los atentados del sábado 7 con el soporte político del PNV.

 

Por su parte, en entrevista con la Organización Editorial Mexicana, el presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero se mostró partidario de mantener un tratamiento diferenciado del terrorismo etarra y del islámico. Ha defendido en varias ocasiones la necesidad de mantener el Pacto Antiterrorista que él mismo convocó. Ahora queda por saber si ganará ZP o Rubalcaba. Si Ferraz se impondrá a un incómodo Maragall y logrará las reformas estatutarias con el techo constitucional, o permitirá que el "president" tensione la cuerda hasta romperla. El "consenso" de Santillana del Mar se ha quedado viejo pasados los doce meses. Eso es estabilidad.