Y ya sobre lo concreto, Sevilla habría sido partidario de no eliminar la paga de los 400 euros para las rentas más bajas, habría planteado la subida del IVA desde el 1 de enero y no habría eliminado los actuales estímulos fiscales. Pienso lo mismo que el G20, que no hay que retirar los estímulos presupuestarios hasta que no esté asentada la recuperación. Por eso denuncia que el presupuesto del 2010 hay rebajado un tercio esos estímulos, aunque muestra su confianza de que esos detalles mejoren en su trámite parlamentario.
Otra de las reformas por las que apuesta Sevilla es el gasto. Recuerda que él creó la Agencia Pública de Evaluación, pero lamenta que no se le haya hecho más caso para evaluar la eficacia y eficiencia de un gasto que supone casi el 50% de nuestro PIB. En Francia, Sarkozy la ha elevado a rango de secretaría de Estado, lamenta. Más, ¿sobran funcionarios? Por supuesto, respuesta negativa. Para dar un buen servicio público necesitamos servidores públicos motivados, bien remunerados.
Sevilla se atreve también con el mercado laboral. Defiende la centralización de la negociación colectiva (actualmente se firman 6.000 convenios colectivos), su flexiblización (mejora de las cláusulas de descuelgue), un recorte de las cotizaciones a la Seguridad Social para los contratos indefinidos, controlar mejor la temporalidad, prolongar los acuerdos del 97 con indemnización de despido más barata. ¿Diálogo social? Respuesta contradictoria. Por una parte afirma tener razones para pensar que no están tan lejos en sus posiciones. Por otra, afirma desconocer la hoja de ruta de los interlocutores sociales.
Más. Critica que los PGE hayan recortado las inversiones en I D i que podrían apuntalar el nuevo modelo de crecimiento económico, pero se muestra confiado en que mejorará en el trámite parlamentario o que la Ley de Economía Sostenible servirá para plantear ese nuevo modelo. El presidente insiste en el nuevo modelo y no tengo motivos para desconfiar de él. Es la misma estrategia que establece cuando critica al Gobierno por no haber convocado una Conferencia de Presidentes para combatir la crisis. La concertación ha dado muy buenos frutos en el G20 y no entiendo por qué no se ha convocado todavía, digo todavía porque sé que esta anunciada.
En resumen, un ejercicio de nadar y guardar la ropa. Exactamente lo que Price Waterhouse necesita para su negocio. Un ex ministro del Gobierno con cierta distancia de su Gobierno, pero que no rompe los puentes.