"Tendré el mismo comportamiento como Comisario de Asuntos Económicos que como Ministro de Economía y Hacienda". Con estas palabras, Pedro Solbes trataba de tranquilizar a la parroquia, reafirmando su voluntad de permanecer en el equilibrio presupuestario. "Si me enfrenté al eje franco-alemán, cómo no me voy a enfrentar a los amantes del déficit de mi partido", es el mensaje subliminal enviado al entorno económico.

 

Sin embargo, la duda persiste. El Ministerio de la Vivienda es un gol por la escuadra de Solbes que deberá de dotarse de contenido... y presupuesto. Además, la ortodoxia económica que predica Solbes es incompatible con el programa de vivienda pública y de precio tasado que está dispuesta a ejecutar la nueva ministra de vivienda, Antonia Trujillo. Y algo parecido puede decirse de las implicaciones del Protocolo de Kyoto, que la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, quiere aplicar en toda su extensión. Para el Catedrático de Política Económica de la Universidad San Pablo CEU, Rafael Pampillón, "está por ver si Solbes va a soportar las presiones de su propio partido". Pampillón recuerda que Boyer tuvo que dimitir por el pulso lanzado por Alfonso Guerra y que Solchaga terminó claudicando a las presiones de Ferraz. "Solchaga sabe de Economía, pero pasará a la historia como un mal ministro porque cedió a las presiones de Marugán", apunta Pampillón.

 

Cabe también la posibilidad de que Solbes termine por dimitir ante las presiones de Ferraz. Un escenario calificado como "catastrófico" por el Catedrático de Política Económica. De momento, hay buena voluntad, pero un 1-0 en su contra. Y el balón se acerca de nuevo peligrosamente con el presunto nombramiento de Miguel Ángel Fernández Ordóñez como Secretario de Estado de Hacienda. No nos olvidemos que hasta el Real Madrid puede perder ante el Mónaco...