Si los progres populares se distancian de la Iglesia, José Bono no ceja de enviar guiños a la clerecía. Les solicita comprensión hacia un partido "que defiende la solidaridad". Desconocemos si el ministro de Defensa distingue entre solidaridad y caridad. Pero estamos seguros de que Bono sabe que es mejor no enfrentarse a la Iglesia y que conviene tener amigos hasta en el infierno.
La Iglesia, sin embargo, está nerviosa. Se debate entre el hacha y el consenso. Su dependencia económica de los presupuestos es de tan sólo un 12%, lo que le da más libertad de actuación. Ahora el debate está en el manejo de la difícil virtud de la prudencia. Bono trata de calmar. Pero los mensajes no son especialmente tranquilizadores: Divorcio-express para septiembre, urgencia en la homologación del "matrimonio homosexual" y aborto libre y gratuito para el año 2006. ¡Menudo calendario!