Unos cientos de exacerbados jóvenes se reunieron el jueves en las proximidades del Congreso de los Diputados, con la pretendida intención de atacar a los representantes del pueblo español.
Sí, he dicho bien. Violentar ese Templo Sagrado en el que se reúnen para debatir los problemas de nuestro país los políticos que hemos elegido todos. Algunos de esos políticos estarán mejor preparados y otros sin apenas estudios; unos con buena intención y otros puede que no. Pero todos y cada uno me representa a mí y al resto de ciudadanos. El descabellado acto, no difiere mucho del que un 23-F se produjo en el mismo lugar, pero de forma más infantil e irreflexiva.
¿Algunos de los participantes en la agresiva movilización llegó a pensar qué es lo que quieren Estoy seguro de que no; solamente buscan la violencia y el destrozo, pero sin ir más lejos. Porque no creo que quieran tomar el poder por la fuerza, no se lo iban a permitir las fuerzas de seguridad, ni tampoco de forma democrática, ellos solo representan un 0,002% (hagan el cálculo) de la población española.
Estos belicosos mancebos podían prepararse para saber cómo gobernar un país y, en próximas elecciones, presentar su oferta a la opinión pública, de forma pacífica y clara. Sin la menor duda conseguirían mejor aceptación en la sociedad española que de la forma que ahora lo hacen.
Los tiempos que corren no son para ejercer presión sobre nuestras ideas, más bien se deben mostrar, como en un iluminado escaparate, nuestras cualidades e intenciones.
Pablo Delgado