La política educativa de las últimas décadas ha sido tan errática como lamentable, con prácticamente una ley de educación por legislatura, con un manifiesto desprecio por la figura y la autoridad de los profesores, que no podían suspender a los malos alumnos, ni mantener un mínimo de disciplina en las aulas.
Porque recuperar la rentabilidad educativa no es tanto cuestión de dinero como de rehabilitar la figura del maestro que, hoy por hoy, ha perdido la mayor parte de su prestigio social. Por eso los niños ya no quieren ser maestros de mayores.
"El año pasado, decía el catedrático R. Bruno Aguilera, pude contemplar en París un triste espectáculo en el Salón del Estudiante, al observar cómo enjambres de futuros universitarios se precipitaban para hacerse con los carísimos y vistosos folletos de las diversas escuelas de negocios o de las formaciones en comunicación audiovisual, mientras el inmenso stand de la Educación Nacional permanecía absolutamente desierto.
Por fortuna sigue habiendo maestros vocacionales, pero su labor es cada vez más difícil y desoladora, en la medida en que tienen que afrontar prácticamente solos un ambiente hostil en el que como mínimo, se desprecia su profesión. Sin tener en cuenta que en sus manos está el futuro de una nación. Algo que han comprendido muy bien en algunos países como Finlandia, que es un ejemplo de cómo puede gastarse con eficacia el dinero del contribuyente para tener la mejor educación pública del mundo".
En España es urgente recuperar el prestigio de la educación, volviendo a instaurar procesos de selección rigurosos de los profesores en los que prevalezcan, sobre todo lo demás, los méritos y la formación de los candidatos.
El profesor debe volver a convertirse en el "maestro", admirado y respetado por sus alumnos. Y no menos importante es desterrar la demagogia para recuperar el sentido del esfuerzo y de la disciplina, sin las cuales nuestros colegios se convertirán en la versión posmoderna del País de Jauja que aparecía en las Aventuras de Pinocho.
Jesús Martínez Madrid