Es sabido que la regulación de los horarios comerciales ha enquistado la relación entre Montilla y Solbes. Al final, Economía se ha tenido que tragar la propuesta del primer secretario del PSC. Y es que en Cataluña, el pequeño comerciante es un ídolo social. Finalmente, la regulación nacional quedará en plena libertad para el comerciante nacional con local menor de 300 metros cuadrados y limitación de apertura de 12 domingos y festivos para el resto de operadores, cifra que podrá modificarse por las CCAA en función de sus circunstancias especiales sin ser nunca inferior a 8. De la Vega ha "vendido" la regulación como nacida del fruto del consenso de todos, "que busca el equilibrio razonable entre pequeños y grandes respetando las competencias de las CCAA".

 

Solbes ha querido poner una puntilla. Matiza que la legislación cuenta con el apoyo y aceptación de "casi todos" los intereses afectados, en clara alusión a la oposición de las grandes superficies que llevan años peleando por la supresión de la moratoria a la apertura de horarios comerciales y que abogan por una mayor liberalización. Solbes sabe que el anteproyecto de horarios comerciales elaborado por Montilla contradice las recomendaciones de la Comisión Europea (a la que él perteneció) sobre liberalización de horarios. "Algunos lo haríamos de otra manera, pero hay que respetar las competencias autonómicas", señala Solbes. O traduciendo: No me queda más remedio que tragarme este sapo. La política es así de dura.