La empresa Delphi dejó en la calle –o arrecogidos por la Junta de Andalucía-, a más de 2.000 trabajadores. A pesar de todo el apoyo popular, el fabricante de componentes de automoción echó el cierre a la factoría de Cádiz. Le costó los 45 días de indemnización por año trabajado, pero no le importó: quería marcharse y se fue.
Tras una tormentosa etapa de manifestaciones, algún que otro tumulto y negociaciones público-privadas, la empresa hizo las maletas. Dos semanas después, anunciaba la apertura de una planta de Rumanía. Sencillamente, en Rumanía los salarios son cuatro veces inferiores a los de España.
Y así, mientras no se implante un salario mínimo internacional (con la 2I" de Internacional, que no de interprofesional) seguirá habiendo deslocalización y se seguirá primando el trabajo malpagado y la injusta distribución de la riqueza.
El Partido Popular pide ahora que los 2.500 euros sean 3.000. Casualmente, se olvidó proponerlo durante sus ocho años de mandato.
Ahora bien, es cierto que una ayuda por nacimiento no soluciona el problema económico y moral más grave al que se enfrenta la sociedad española: nadie quiere tener hijos. Por tanto no se trata de dar una subvención, sino de pagar un salario maternal a la mujer durante los primeros años de vida de su hijo. Si existen pensiones, ¿por qué no había de existir un salario o pensión maternal?
Estas son las dos grandes claves de la justicia social en el siglo XXI: el SMI y el SM. La realidad nos lo recuerda cada día.
Eulogio López