Lo del Velódromo de Palma tiene más aire de corrupción que los trajes de Camps, que siempre me parecieron una chorrada.

En efecto, un presupuesto que no llega a 50 millones de euros y que acaba en 95 resulta sospechoso. Lo otro, los trajes de Camps o los bolsos de Rita sólo pueden ser explotados por un aparato de propaganda y otro judicial que ya desearía para sí Adolfo Hitler y que no es otro que el que dispone el señor Zapatero, especialmente con su control total de la televisión y de la clase judicial, especialmente los fiscales. Se trata de que el PP de Rajoy se convierta en lo que fue el PSOE de Felipe González: un partido con imagen de corrupto. La verdad es que en ayuntamientos del PSOE hay tanta corrupción como en los del PP, pero los conservadores no disponen de un Baltasar Garzón, ni de un Cándido Conde Pumpido o de un fiscal Anticorrupción Antonio Salinas, pues todos sabemos cuál es su ideología. Y ojo, cuando se trata de corrupción política, los fiscales son más importantes que los jueces.   

Dicho esto, es estupendo que se luche contra la corrupción aunque sea por razones espurias, sobre todo, por la razón de que la política económica del Gobierno Zapatero es tan desastrosa que perderá las próximas elecciones a pesar de todo su aparato propagandístico, salvo que desmenuce al PP por corrupción. E, insisto de nuevo, lo dice quien, como el abajo firmante, considera que la única manera de regenerar la vida pública española es que el PP sea destruido y con el complejo ideológico en el que se sustenta la derecha pagana.

Lo malo de todos los casos de corrupción no es el qué, sino el porqué. ZP ha conseguido retrotraer a España a 1936, con dos países enfrentados, que si no cogen las armas es porque ya no caminan en alpargatas sino que conducen berlinas y donde no se vota por lo que crees sino por lo que puede fastidiar al contrario.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com