Gobierno y sindicatos llegan a un acuerdo en materia de pensiones y sobre la reforma de la negociación colectiva

El Ministerio de Trabajo ha anunciado este viernes que se ha llegado a un acuerdo entre el Gobierno y los agentes sociales (sindicatos, patronal). Ha sido una sorpresa para todos pues nadie esperaba un final así. Lo cierto es que uno no termina de comprender por qué unos sindicatos están en ese diálogo, sobre todo cuando representan a un porcentaje cada vez menor de trabajadores y en el fondo no tienen ninguna fuerza. O eso parece.
Hace unos meses se aprobaba la reforma laboral y los sindicatos protagonizaron una huelga general (que fue un desastre, por cierto); ahora en cambio están en la mesa de los firmantes para anunciar sonrientes que han llegado a un acuerdo. Acuerdo, por cierto, que hace un mes no habrían firmado debido a las condiciones inamovibles que habían mostrado. Pero parece que sí eran movibles. No se sabe qué les habrán dicho para convencerles, pero como bien dice el nuevo anuncio de la ONCE, serán los viernes de pasta.
Ahora renuncian a una nueva huelga general, que posiblemente sería otro fracaso, pero que mostraría el malestar general ante una nueva reforma, en este caso de las pensiones, que no se entiende bien y que en nada favorece a los trabajadores. Eso sí, los diputados que estén ocho años obtendrán su pensión máxima, mientras que el resto de los mortales tendrán que trabajar 38. Casi nada.
Esta nueva actitud de los sindicatos, ¿será una marcha atrás? Si no lo es, lo parece, pero lo que está claro es que la imagen que queda en la mente de los españoles es que los sindicatos se han bajado de nuevo los pantalones y no han querido morder la mano de quien les da de comer.
Juan María Piñero
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