"Lo que mal empieza mal Rubalcaba". Es a la vuelta de la esquina cuando espera ansioso diciembre.
Ese mes que más que un mes parece más y medio y en el que sin el invento extraordinario de la paga de navidad, para quienes sigan nominados que no minados de paro, no se llegaría ni a su primera mitad.
Está claro que con algo se tiene que acabar el año y en este caso, como en la cosa del engaño, la etapa del "socialseísmo" ha finalizado con el mayor y absoluto de los castigos: minoría obsoleta. Es así como esperaban quienes no admiraban nada más ni mucho menos del presente y ya extinguido gobierno socialista.
A partir de Rajoy, lo popular ha conquistado la ola de ira que indignada "nadaba crédito" e iba hacia la deriva creciendo espumosamente a la vez que el "socialclismo" convertía sus vertidos de promesas en vértigos por sorpresa.
No ha hecho falta nada más que esperar. Al estar al otro lado, en la bajada de la cresta, los deméritos de uno han catapultado a todo el enigma del otro.
Hubiese estado de juzgado de guardia y de "golpe de status" que siguieran quienes dieron paso a paso y permiso a todo este entramado que circula y pisa fuerte entre nosotros.
Con las navidades al acecho y su con-su-mismo priorizando las navidades, ¡qué novedad!, los nostálgicos deberían consumar esos sentimientos que inmunizan e imantan la norma de formar parte de algo que no ha sido y que por defecto de causa ha conseguido que millones de zurdos hayan caído en la dislexia, por controversia, de ver como con la derecha se puede, quizás, escribir el futuro de nuestro país.
Es una muy buena oportunidad para que la derecha desempeñe su puño y levante su pulgar aunque no tenga sobre él una rosa ni un camino de ellas en su logo. La oportunidad aprovechada convierte y, al parecer, hace cambiar de opinión, el nuevo inquilino de la Moncloa tiene mucho trabajo, sobre todo en empezar a darlo.
Esperemos que se deje en días su barba y empiece a abrir la puerta del INEM con la apariencia de Santa Claus.
"¡Felicidadessss Pressssidente!, ¡Feliz novedad!
Oscar Molero Espinosa