• No amaina la marejada en el PP por el cese del presidente de Bankia, especialmente por los modos.
  • Y encima, ahora Goirigolzarri exige más dinero público del que pedía el exdirector del FMI.
  • Además, prosigue el pulso entre Economía y Bankia sobre las ayudas públicas.
  • Otrosí, el cese de Rato dispara las dudas sobre la banca española.

Que el cese de Rodrigo Rato como presidente de Bankia ha provocado una no leve polémica en el seno del PP es ya un secreto a voces. Más por las formas que por la esencia del hecho. La marejada ha llegado a tal extremo que Mariano Rajoy (en la imagen) se dirigió a su ministro de Economía, Luis de Guindos, con las siguientes palabras: "Me parece bien la salida de Rato mientras no provoque la mía".

Y es que ni ratista ni anti-ratistas entienden que Rodrigo Rato solicitara 6.500 millones de euros y horas después de su salida se le otorgaran a su sucesor, José Ignacio Goirigolzarri, por lo demás un banquero con más experiencia de Rato, 4.500 millones de euros y ahora pida otros 10.000 millones.

Aún más, las discrepancias entre el titular de Economía. Luis de Guindos y Goirigolzarri no estriban en la cantidad sino en sus condiciones. Guindos dejó claro que si un banco necesitaba ayuda estatal, ésta se haría por la vía de los bonos contingentes convertibles (cocos), es decir, con intereses que rondarían el 10%, pero Goirigolzarri no quiere cocos, sino dinero puro y duro, sin intereses, en definitiva, un regalo, del que no haya que devolver ni principal ni intereses. Con ello, el Gobierno no se haría con la mayoría del capital sino con un porcentaje tendente a la totalidad de Bankia.

Y luego está el efecto multiplicador, pues lo mismo ocurrió en la CAM: cuando más se dé a Bankia, más pedirán los demás.

Otrosí, el cese de Rato disparó las dudas sobre las cuentas del sector bancario español y terminó con el prestigio del Banco de España.

Y si el escándalo sigue, el pagano no será Rato, será Mariano Rajoy. Por eso anda tan preocupado.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com