Sr. Director:

Soy uno de los muchos padres que ha recibido una carta de las diócesis españolas animándome a solicitar la clase de religión para el nuevo curso. Llevan razón los obispos al decir que no nos debemos dejar confundir "ante las muchas cosas inexactas y confusas" que se han dicho sobre la clase de religión.


"Todo sigue básicamente igual para vosotros. Podéis -y bien sabéis que debéis- inscribir a vuestros hijos en la clase de religión o, en su caso, procurar que ellos mismos se inscriban. Que nadie os estorbe. Es vuestro derecho propio y constitucional", afirman. El estudio de la religión es "un instrumento precioso" para que los niños y jóvenes comprendan que "creer en Dios ilumina las preguntas más profundas que ellos mismos llevan en el alma y que Jesucristo es la revelación plena del misterio de Dios y del camino del ser humano".

 

Añaden que los alumnos "aprenderán a valorar lo bueno que hay en otras religiones y a respetar la dignidad sagrada de todos los hombres, creyentes o no". Los obispos agradecen a los padres que en inmensa mayoría pidan "esta enseñanza curso tras curso con plena libertad y constancia admirable". Además, gracias al estudio de la asignatura de religión mis hijos comprenden mejor nuestras tradiciones culturales y la historia. La Semana Santa, las fiestas, el arte y las motivaciones de grandes y pequeños hombres de España, así como las grandes hazañas y, a veces, pesadillas, que las hay.

 

Con la Constitución que los españoles nos dimos a nosotros mismos, España es un estado no confesional, y además los poderes públicos garantizarán esta formación. Y no me agradan quienes tienen intención de echar la religión fuera de los planes de estudio, pretendiendo imponernos sus rancias ideologías totalitarias.

 

Nosotros, creyentes o no, practicantes o no, que pedimos clases de religión para los nuestros, somos más, casi el 80%, y llevamos argumentos de que queremos ser nosotros los que decidamos cómo se educa a nuestros hijos, en lugar de tal o cual político "listillo", por muy iluminado que se considere.

 

Lorena M. Rivero 

arenife@terra.es