Este fin de semana he acudido a las llamadas asambleas que lleva a cabo el movimiento 15-M, tanto en el epicentro de las protestas, Plaza de Sol, como en una de las asamblaes de barrio que están organizando.
Lo que percibí fue una falta de criterio en casi todos los aspectos, vi carteles sobre el Sahara, Palestina e incluso alguno que acusaba a la CIA de estar detrás del 11S; también había pancartas en contra de la homofobia, vamos una amalgama de pancartas que nada tienen que ver con la crisis.
Y el mecanismo de votación de dichos parlamentos rozaba casi lo absurdo. En una asamblea de barrio se votó qué días reunirse, y había gente que votaba cada propuesta, y la forma de recontar los votos era simplemente visual. No quiero obviar tampoco el hecho de que la Plaza del centro de Madrid, esta suicísima, gente subiéndose en la cristalera de la salida del Metro, papeles por el suelo, puestos de comida que dudo mucho estén homologados o paguen los impuestos pertinentes, y sobre todo mucha gente cuya higiene es cuando menos dudosa.
Me pregunto si la gente corriente tenemos que aguantar que este tipo de individuos ocupe todas las plazas, las haga intransitables y no podamos siquiera protestar sin que nos tilden de fascistas, yo personalmente estaría a favor del desalojo de dichos campamentos, ya que ni son las formas ni es el lugar, y sino, pues debería la gente que opina como yo ocupar la Plaza de Colon, si es que al resto de la gente le permiten tomar las calles, ocupar, ensuciar y arruinar a los comercios de la zona.
Jorge Ipiña Pando