Bruselas pide aumentar el fondo de rescate (775.000 millones de euros) con los que la Unión se inclina una vez más ante los especuladores financieros, conocidos como el eufemismo de mercados financieros.
Pero no conviene olvidar que existen dos tipos de especuladores: los privados y los públicos. Los privados son los precitados intermediarios los que, por ejemplo, fuerzan al Gobierno portugués a emitir deuda con un interés del 6,71%, con lo cual le asfixian económicamente. ¿Por qué lo hacen? Pues porque saben que, cuando terminan de liarse la soga la cuello, Bruselas, el FMI, o demás fondos comanditarios, acudirán al rescate. Eso sí, a cambio de que los portugueses se aprieten aún más el cinturón. En definitiva, todos los contribuyentes pagando a los especuladores; pobres y ricos cubriendo las pérdidas de los ricos.
Pero el peor especulador no es el especulador privado, sino el público. Los loros que no dejan de comer chocolate, según la imagen de Manso, no son los intermediarios sino los políticos irresponsables -los loros tragones- que sigan escupiendo deuda al mercado y endeudándose a sus ciudadanos quienes, al final, pagarán el pato. En definitiva, no hay que rescatar a los bancos quebrados sino echarlos del mercado -como llegó a pedir el mismísimo Emilio Botín- pero aún más importante es no rescatar países, es decir, no seguir alimentando a la fiera.
Eulogio López
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