Sr. Director:
Saber convivir exige respetar a las personas. El respeto es condición para contribuir a la mejora de los demás. Cuando se avasalla a otro, se hace ineficaz el consejo, la corrección o la advertencia.

 

El respeto no es sólo hacía las leyes o la actuación de las personas. También tiene que ver con la autoridad como sucede con los hijos y sus padres o los alumnos con sus profesores. El respeto es también una forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor como personas.

Desgraciadamente hoy, el respeto brilla por su ausencia en gran parte de nuestra sociedad. Hemos perdido casi todos los valores que alguna vez fueron parte importante en la vida. Hemos dejado de lado el respeto como si fuera un trapo sucio. Hemos olvidado que el respeto debe comenzar por uno mismo, es decir si nos respetamos a nosotros mismos para poder respetar a los demás estamos facilitando a los demás a que nos respeten.

Charles Chaplin, en su película El gran dictador hacía un bello canto a la tolerancia: Me gustaría ayudar a todo el mundo si fuese posible: a los judíos y a los gentiles, a los negros y a los blancos. La vida puede ser libre y bella, pero necesitamos humanidad antes que máquinas, bondad y dulzura antes que inteligencia.

Sería muy importante tener en cuenta que respetarse es conversar sobre las diferencias, desde las diferencias y sobre todo a pesar de las diferencias, todo un programa para revitalizar la democracia y la vida diaria, en la que estamos condenados no a entendernos, sino a relacionarnos, que es distinto y mejor.

¿No creen que merece la pena esta apuesta?

Elena Baeza