El proyecto de presupuesto presentado por el ministro de Hacienda en el Congreso no sólo implica una decisión política de cumplir con las exigencias de reducción del déficit público impuestas por Bruselas.
Es también un retrato de la situación en la que está la economía española. En 2011 vamos a pagar casi 29.000 millones de euros en intereses de la deuda pública. Es casi la misma cantidad que se va a conseguir ajustar después de subir los impuestos y de efectuar importantes recortes. La deuda pública, que hasta hace algunos años no era un problema importante, se ha elevado hasta casi el 80% del PIB. Estamos todavía por debajo de otros países de nuestro entorno pero la política del anterior gobierno la incrementó a pasos agigantados y generó una desconfianza que encarece ahora severamente el pago de los intereses.
Otra de las cifras que llaman la atención es el importe de 28.000 millones para el pago de la prestación por desempleo. El pago de la deuda y la protección de los parados se llevan una cuarta parte de los gastos. Nuestras cuentas públicas reflejan de modo evidente que España necesita urgentemente generar empleo. No basta con reducir el gasto. Son necesarias las reformas que hagan posible la creación de puestos de trabajo, tan pronto como llegue la recuperación. Para ello es necesario un esfuerzo colectivo que supere viejos esquemas ideológicos.
José Morales Martín