En la prensa digital se da por hecho la renovación de Federico Jiménez Losantos, y de su mano el blasfemo de César Vidal, en la cadena COPE. Hasta junio de 2008, tal y como había expresado el señor Jiménez desde los micrófonos de la misma cadena, el mismo micrófono desde el que insulta a quienes le pagan el sueldo, a los obispos que no le caen simpáticos, a los directivos de la propia COPE, a los posibles socios (me refiero a Gaceta de los Negocios) cuya entrada en COPE podría vulnerar sus intereses y, en definitiva, a la cadena que le paga 1,2 millones de euros al año y que le ha servido para lanzar y promocionar su propio imperio periodístico, antes su periódico digital y ahora su televisión digital en flagrante burla de la propia emisora competidora (por ejemplo, en el caso de Popular TV).
Mis fuentes me dicen que el acuerdo no está tan hecho como dicen mis colegas electrónicos. Vamos, que la renovación de Jiménez no el Curro, sino el menos fino que el Curro- es una noticia anticipada: no es cierta pero corremos el serio peligro de que lo sea. Pero, en cualquier caso, con ser importante, el secuestro de la COPE por manos de Jiménez, Pedro J. Ramírez y Vidal no es tan dañino para la Iglesia como la propagación, desde un medio propiedad de la Iglesia, y al que muchos españoles consideran su portavoz, del mensaje de la Nueva Derecha, que no es otra cosa que neopaganismo, cuando no neofascismo. Hay gente, supongo que con toda su buena voluntad, que afirma, muy seria, que Federico no es fascista. Puede que no lo sea, pero lleva camino de convertirse en un fascistón de mucho cuidado (empleo el mismo término despectivo que él, para quien los cristianos dedicados a este oficio, a quien ha ninguneado, despedido e insultado reiteradamente desde las emisoras de los obispos por ejemplo, José Apezarena- no son más que carlistones) al haber idolatrado a la patria. Y España es muy importante, pero no es Dios. Cuando uno convierte a la nación en su dios, entonces ha entrado de lleno en el fascismo.
En definitiva, es preocupante que Jiménez tenga secuestrado el medio confesionalmente católico durante un año más, pero aún más importante es lo que representa ese secuestro. Es decir, más preocupante es el imperio de la Nueva Derecha neopagana. Su mandamiento, en España, es el siguiente: Votarás al PP y apostrofarás a Zapatero. Lo cual es muy legítimo y un poco necio adjetivos que definen a la perfección el programa de Jiménez- sólo que no tienen nada de cristiano. La derecha pagana, o sea Jiménez, Ramírez y Vidal, emplea a la Iglesia como un medio, mientras la unidad de España es un fin. Y créanme, Cristo nunca se deja utilizar como medio, como instrumento, ni tan siquiera para un buen fin. Hablo de Jiménez y de Vidal, en cuya rectitud de intención me cuesta creer pero que, al menos, puedo admitir. En Ramírez estoy convencido de que ni tan siquiera existe esa rectitud de intención. Dicho de otra forma, puedo aceptar, a regañadientes, que Jiménez y Vidal consideran lícito utilizar la fe cristiana como instrumento para garantizar la unidad de España, pero en el caso de Ramírez no habrá quien me haga comulgar con ruedas de molino. En resumen, que ni le importa la Iglesia ni le importa la unidad de España: lo único que le importa es su engrandecimiento personal, que todo gire alrededor de él. Puede que Jiménez y Vidal no hayan dado ese paso pero les falta un adarme para terminar su metamorfosis.
Un secreto : el futuro del cristianismo español no depende de la caída de Zapatero. Pueden comprobarlo pensando en los ocho años de Gobierno popular. Y, desde luego, entre la derecha pagana y la izquierda me quedo con la izquierda. Por lo mismo que, entre el vino adulterado y el mosto, me quedo con este último. Y es lógico, el hombre siempre ha preferido enfrentarse al adversario que enfrentarse al traidor quintacolumnista. Los enemigos no asustan cuando están delante, sino cuando se sitúan detrás de ti.
Eulogio López