Once personas se aferraban a una misma cuerda que colgaba de un helicóptero, diez hombres y una mujer. La cuerda no era suficientemente gruesa como para soportar el peso de todos, por lo que decidieron que una persona debía soltarse. De otro modo, todos caerían.

No lograban elegir quién sería esa persona, pero entonces la mujer, con voz firme, anunció que se ofrecía voluntariamente para soltarse de la cuerda. Después de todo, dijo, estaba acostumbrada a relegar sus propios intereses, ya que:

Como madre siempre daba prioridad a sus hijos
Como esposa anteponía los intereses de su marido a los propios
Como hija se doblegaba ante su padre
Como profesional aguantaba que sus jefes obtuvieran el crédito por sus logros
Como novia estaba acostumbrada a hacer siempre lo que él quería
Como hermana cocinaba y limpiaba para sus hermanos

Por eso, como mujer, dijo alzando la mirada hacia el infinito y poniéndose una mano sobre su corazón, su misión en la vida era sacrificarse por los demás, sin esperar nunca nada a cambio.

Eufóricos de emoción y orgullo, los hombres rompieron en aplausosy se cayeronlos muy tontos

Moraleja para los hombres: Nunca se fíen de la abnegación de la mujer, es noble pero no idiota.