Muy serio, en el Parlamento Europeo, el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, ha visto cómo un eurodiputado alemán le decía lo que ya le han dicho todos los periodistas españoles, desde que Pilar Santos abriera fuego: que quien ha fracasado en su casa no puede aspirar a reconstruir toda la ciudad.

 

ZP, muy dolido, le dijo a su Señoría que si en Alemania se hubiera alcanzado el paro español, él se habría solidarizado con Alemania en lugar de recriminárselo, que es lo que usted ha hecho en esta cámara.

Ganas dan de entender al presidente español de la prepotencia alemana, pero el problema de ZP es que te lo pone muy difícil hasta para reivindicarle ante los extraños. Mire usted señor presidente, no le pagamos para que se solidarice con nosotros, sino para que arregle nuestros problemas. El contrato social entre gobernantes y gobernados consiste en eso. No tenemos que ser amigos, sino administrador y administrados.

Por las mismas, en Europa, y en España, no se le recrimina que intente mejorar la economía, es su oficio, sino que presuma de que va a solucionar la economía de 500 millones de personas cuando ha destrozado la de 46. No se le está pidiendo que no lo intente, sino dos aspectos: que no niegue la realidad -que ha fracasado en España- y que no presuma de poder arreglar la economía europea -sólo póngase a ello-.

Eulogio López

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