"¡Todo esto ofende gravemente a Dios y a la humanidad!
No al odio y a la guerra en nombre de Dios", exclamó con consternación el Sucesor de Pedro, refiriéndose a los crímenes que se perpetran, en especial a la muerte de tantos niños y al sufrimiento de las víctimas indefensas de la cruel sinrazón de la violencia, que no se vence con más violencia.
En el domingo en el que al unísono con el Obispo de Roma, como pidió él mismo, los corazones de los católicos del mundo junto con los de todas las personas de buena voluntad, elevan una oración especial, el Papa Bergoglio volvió a pronunciar un apremiante llamamiento. Abrazando a las poblaciones golpeadas, apelando a la comunidad internacional y recordando la misión de su Enviado Personal, el Santo Padre recordó también a las víctimas del ébola y pidió que se le acompañe con la oración.
Lluis Esquena Romaguera