El País lo calificó de ridículo y De la Vega pidió perdón hasta en dos ocasiones. Se trataba de la ley estrella mediante la cual el Gobierno metía las patas en el poder judicial. Una actitud calificada de "caciquil" por algunos consejeros del CGPJ: "Es como cambiar las reglas a mitad del partido cuando se va perdiendo".

Todo estaba preparado, pero algunos díscolos representantes del pueblo hicieron pellas el jueves 25 y la mayoría socialista se quedó en minoría. No pudo ser, así que el Gobierno instó al Senado a que recomenzase el proceso. Pero el presidente del Congreso, Manuel Marín, no ha querido retorcer el reglamento de la Cámara y ha devuelto el anteproyecto al Gobierno. Y eso en contra de la opinión del ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, que, como informó Hispanidad.com el pasado viernes 26, manifestó "no tener ninguna duda" de que el anteproyecto no había salido del Congreso.

Y es que Marín está que fuma en pipa con sus compañeros de partido. No comparte la deriva caribeña de la política exterior, ni tampoco el atropello legislativo al que somete a las cortes este Gobierno. Borrón y cuenta nueva. Y el Gobierno, que se encuentra tenso, no ha podido esperar a este viernes para reaprobar el anteproyecto y ha convocado en la mañana del lunes 29 un Consejo de Ministros extraordinario. Sorprendente prisa la de un Ejecutivo que muestra más que parsimonia para otros proyectos.