Lo que demuestra lo del Alcorcón en el Santiago Bernabéu es que un futbolista no puede costar 92 millones de euros, aunque se pueda rentabilizar.

Las diferencias de grado acaban por ser  diferencias de naturaleza y los galácticos de Florentino Pérez han resultado humillados por los pobretones de la ciudad dormitorio Alcorcón, cuyo estadio no cuenta con gradas.

Echar al entrenador Pellegrini no es  la solución, porque Pellegrini es un empleado al que se le ha dado un material oneroso que no funciona.

Quien debe irse es Florentino Pérez, el hombre que ha destrozado el madridismo, un movimiento por el que a un chaval le vestían de blanco y se dejaba el hígado para satisfacer a la parroquia, además de un sueño para muchos chavales y adolescentes que dedicaban mucho tiempo a entrenar con la ilusión de llegar al primer equipo, ilusión hoy frustrada de raíz.

Las mejores ilusiones no se consiguen con dinero. ¡Márchese señor Pérez!

Eulogio López

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