Como ocurre cuando existe una resistencia popular a legalizar el homicidio del no nacido, el Gobierno chileno de Michelle Bachelet intenta introducir el aborto a la fuerza en Chile por vías paralelas: anticoncepción esterilización y, la estrella actual del mercado del a muerte- la llamada Píldora del Día Después.
El caos chileno resulta especialmente significativo por cuanto la socialista Bachelet gobierna en coalición con los democristianos, y porque los diputados chilenos han formado una alianza por la vida para impedir la legalización del aborto en aquel país hispano.
Pero Bachelet insiste, por lo que la Conferencia Episcopal chilena, que en principio recibió con toda consideración a la nueva presidenta, se ha plantado. El presente documento explica las razones éticas, antropológicas y sociales que exigen la defensa de la vida humana desde la concepción, así como la necesidad de ayudar a las adolescentes embarazadas. Los obispos hacen especial hincapié que el embarazo adolescente es un problema, pero matar al niño no es la solución adecuada.