La única salida consiste en subir las tasas municipales y en poner más multas. Gallardón promete que no subirá el IBI mientras dure la crisis. Lo subió un 40% al acceder al consistorio. Los municipios están ahogados por la deuda y se verán obligados a subir la presión fiscal.
En la recta final de campaña, se comprueba que éstas van a ser las primeras elecciones municipales donde los políticos no prometen rebajas de impuestos. Realmente asombroso.
Y el caso es que los más de 8.000 municipios españoles están ahogados por la deuda y por la reducción de ingresos procedentes de la promoción inmobiliaria.
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que debe casi el 25% del total de la deuda municipal, asegura que no subirá el gravamen principal, el IBI, "mientras dure la crisis". Considerando que lo subió un media del 40% al llegar al consistorio, la promesa... promete.
Lo peor es que los alcaldes saben que tras las elecciones tendrán que subir los impuestos municipales y, sobre todo, las tasas municipales así como las multas y sanciones, que comienzan a ser una vía de ingresos respetable.
En definitiva, los ayuntamientos están quebrados. Y eso que las corporaciones locales acumulan una deuda de 60.000 millones de euros, frente a los 149.000 de la Comunidades Autónomas y los 569.000 de la administración central.
Eulogio López
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