La vicepresidenta de la Comisión exigió a las operadoras más inversión en red y rebajas en roaming

 

Las dos clases sociales de telefonía móvil: los que tienen acceso a banda ancha y los que no.

Sin necesidad de enviar unidades acorazadas, sólo recaudadores de euros, unos extraños seres que sólo hablan inglés y no quieren hablar otra cosa, han tomado el centro de Barcelona, la famosa Fira. Si osas hablar en castellano o en catalán te mirarán como a un bicho raro y se ofenderán muchísimo. No hay traductores, no hay responsables de imagen, la organización es un verdadero caos y quien no sepa hablar la excelsa lengua de Shakespeare está excluido del mundo de la comunicación, en concreto, del teléfono móvil, el odioso y oneroso, aunque imprescindible aparatito que nos esclaviza.

Hablamos del Mobile World Congress que se celebra en la capital condal. Y como paisaje y paisanaje suelen ir unidos, los hombres Mobile Congress no tienen tiempo que perder y hablan como escriben: lenguaje telegráfico y pensamiento en píldoras. Para comprar y vender es más que suficiente.

No se admiten traductores, ni carteles en varios idiomas, sin traducción simultánea. Un desastre de páginas WEB, naturalmente en inglés, y una organización muy anglosajona. Es decir, VIPS protegidos de la plebe -tiene guasa porque son los VIPS de la comunicación- y todo hecho para que hables poco y pagues mucho. Pero, sobre todo, para evitar el contrato directo, las preguntas incómodas y, en general, para dejar bien claro que en el mundo virtual de las telecomunicaciones el tacto es un sentido más visto, así como el oído, y que, en cualquier caso, el clasismo móvil existe, ya lo creo que sí.

Sí, o hablas inglés o estás fuera, viva imagen de que las dos clases sociales que se están creando alrededor de la telefonía móvil y de la fija. ¿Cuáles son esas dos clases sociales? Pues las que tienen acceso barato a banda ancha y las que no.

La sesión principal del Congreso la protagonizaron, en la mañana del martes, seis presidentes de otras tantas telecos móviles, chino incluido. France Telecom, Telefónica, Vodafone, Telecom Italia estaban allí representados. Son los mismos que presionan a la vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de la Agenda Digital, Neelie Kroes. Tiene problemas porque considera que el peso de la inversión en redes recae sobre ellos, mientras que los buscadores de información, especialmente Google, se aprovecha de su inversión. Lo cuales muy cierto, especialmente en telefonía fija. En móvil habría más que hablar, por una razón, la exhibida por Kroes: la telefonía móvil es muy cara y ustedes cobran mucho: antes de pedir que Google pague por el uso de redes, lo que además, llevaría a una Internet de dos velocidades, bajen los precios.

Insisto, en fija las telecos tienen razón, en móvil no. La vicepresidenta Kroes les insistió en que dejen de protestar por la utilización de las redes de los Google y compañía y que inviertan en redes y rebajen precios, especialmente del roaming, vagabundeo, y del Internet móvil.

Por lo demás, las estrellas han sido las famosas tabletas y la introducción del 3D en los teléfonos móviles. ¿Para qué? No está claro, porque con el móvil está ocurriendo como con el ordenador, un mismo aparato que puede utilizarse de dos formas: para trabajar o para distraerse. El 3D mira a lo segundo.

Respecto a la tableta, supongo que representa un paso más en el proceso de frivolización del pensamiento, porque tanto en un móvil como en una tableta resulta difícil escribir textos largos: es el universo Twitter: ideas de 140 caracteres. En cualquier caso, es lo que más se ha vendido estas navidades y el soporte de las novedades del salón. 

No mucho.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com