El objetivo es que la nueva ley esté lista antes de 6 meses
Muy mala debe ser la crisis económica para que el Gobierno se plantee reformar a toda prisa la ley del aborto. Más ruido en el sistema. El calendario hasta ahora era el siguiente: el Gobierno convocaría a un grupo de expertos supuestamente plurales e independientes que evaluarían la necesidad de reformarPero las cosas del comer se han torcido. Así que el Gobierno ha decidido acelerar los trámites. La subcomisión será convocada esta misma semana, según ha anunciado el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso. En paralelo, el Gobierno realizará sus consultas para elaborar el nuevo texto. El peso recaerá en la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Una manera de llenar de contenido su departamento.
A Bermejo se le deja tranquilo, que anda muy liado con el pacto judicial y a Soria se le deja de nuevo marginado. No ha querido intervenir en el debate de la eutanasia. Es un cadáver político.
Pero lo de Aído no será sino un brindis al sol. Lo importante es el trabajo parlamentario que se inicia de "inmediato", según Leyre Pajín. Las claves de la reforma, según anunció Alonso son las consabidas claves "progresistas". En primer lugar, garantizar el ‘derecho' de las mujeres al aborto en la línea de las leyes de plazos que existen en otros países de nuestro entorno. No es el compromiso del Gobierno en su programa electoral, aunque sí el acuerdo del PSOE en su último congreso. ¿Pesa más el partido que el Gobierno? Eso parece.
Además, Alonso plantea la necesidad de que sea la Sanidad pública quien oferte estos ‘servicios' y que no haya territorios (por ejemplo, Navarra) sin que exista esta ‘prestación'. Por último, el portavoz parlamentario argumenta la necesidad de la reforma en la garantía de la intimidad y la confidencialidad de las mujeres. Una garantía que se supone ya estaba regulada en el decreto conjunto de Sanidad-Justicia-Igualdad aprobado a finales de julio. ¿No se ha enterado Alonso o el Decreto es un brindis al sol? Y por cierto, ¿por qué el aborto debe estar sobreprotegido y no el cáncer o el sida, por ejemplo?
En el fondo se abre un debate ideológico sobre el valor que la vida tiene para cada uno. Pero sobre todo, se abre un período de fuegos artificiales en el que el objetivo último no es sólo avanzar hacia el ‘tontiprogresismo', sino tapar los desaguisados económicos del Gobierno. De nuevo, el aborto como herramienta política. Y el problema es que ya hay cientos de miles de mujeres que sufren en silencio el síndrome post-aborto sin que al Gobierno parezca preocuparle demasiado.