Al recibir en audiencia a los representantes del Movimiento por la Vida, el Papa les agradeció por su servicio, exhortándoles a proteger la vida "con coraje y amor en todas sus fases".
El Papa desarrolló su línea de pensamiento a partir de su perspectiva más querida: si considerar la vida como algo que se consume, será también algo que antes o después se puede eliminar, comenzado por el aborto. Pero si se considera la vida por lo que es en verdad –un don de Dios– entonces se está ante un bien precioso e intangible, que hay que proteger con todos los medios y no descartar.
En su discurso el Papa evocó la Exhoratación Evangelii Gaudium, entrelazándola con la convicción fundamental que el magisterio de los Papas repite desde tiempo inmemorial: "La vida humana es sagrada e inviolable. Todo derecho civil se apoya en el reconocimiento del primer y fundamental derecho, aquel a la vida (…) Hoy debemos decir 'no a una economía de la exclusión y de la iniquidad'.
Esta economía mata… Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo; un bien de consumo que se puede usar y luego desechar. Hemos dado inicio a aquella cultura del 'descarte' que, incluso, es promovida'. Y de esta manera es descartada también la vida".
Lluis Esquena Romaguera