El número de hogares con más de tres aparatos ascendió al 22,3% en 2003 frente al 17,4% registrado en el año 2001. A estos hogares hay que sumar el 43,5% de los hogares con dos receptores. Estos porcentajes hacen una media de 1,88 aparatos por hogar. Por otra parte, los hogares españoles están cada vez compuestos por menos miembros. Casi tres millones de hogares son solitarios, lo que supone un 20% del total. En media, vivimos menos de tres personas por hogar. Ambos datos hacen pensar que la televisión ha dejado de ser el elemento de cohesión familiar para convertirse en la herramienta de dispersión. Es decir, la televisión es un instrumento individual, no comunitario.

 

Durante 2003, cada español consumió tres horas y media de televisión diaria, lo que supone una media de 213 minutos por jornada, según datos de la SGAE. Pero ya se sabe que las estadísticas son tramposas: si tu te comes dos pollos y yo ninguno, en estadística, nos hemos tomado un pollo cada uno. De la misma manera, la distribución del consumo televisivo hace pensar que más de uno dedica diariamente el equivalente a una jornada laboral a consumir las imágenes precocinadas.

 

Por comunidades, gallegos y canarios son los que menos televisión consumen frente a andaluces o castellano-manchegos. También hay diferencia por sexos: las mujeres consumen en media 40 minutos más que los varones. Además, el consumo crece con la edad. Los más jóvenes (entre 13 y 24 horas) invierten 2 horas y 23 minutos de media frente a las más de cinco horas de los mayores de 65 años.

 

En cuanto a las diferentes cadenas, sólo TeleCinco mejoró su cuota de pantalla en un 1,2% hasta el 21,4. Un porcentaje arrancado principalmente de TVE que pierde un 1,3% de cuota, aunque se mantiene líder de audiencia con un 23,4% de cuota de pantalla.